La apertura de las importaciones y la caída de las ventas provocó que los industriales debieran tomar medidas para evitar los despidos. "Hay fábricas que la están pasando realmente muy mal", sostuvo el presidente de la Cámara Textil de la ciudad, Juan Pablo Maisonnave.
La apertura de las importaciones, la fuerte caída de las ventas y la pesada carga impositiva se convirtieron en un cóctel que colocó a la industria textil en una una crisis que no para de agravarse con el correr de los meses: en la ciudad, los empresarios cortaron las horas extras, redujeron los turnos en sus fábricas y no tienen previsto contratar empleados.
En “La Capital Nacional del Pulóver” aún no hubo despidos como ocurre en el resto en el país, donde se perdieron miles de puestos de trabajo. Pero la situación es cada vez más complicada en Mar del Plata. “Estamos ante una tormenta perfecta. Tenemos la expectativa de que esto cambie en el corto plazo porque no creo que podamos aguantar un mediano plazo”, grafica el presidente de la Cámara Textil en la ciudad, Juan Pablo Maisonnave.
Los inconvenientes en la industrias textil se profundizaron cuando el Gobierno nacional anunció sólo unos pocos días después de asumir el fin de la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) para impulsar un nuevo sistema. “Esto generó que se inunde el mercado de productos importados y que los de los fabricantes pierdan dentro de la industria textil”, explica Maisonnave. Y agrega: “Esto sumado a la recesión económica que provoca la caída del consumo y los altos costos hacen que el margen de rentabilidad de los industriales del sector sea casi nulo. La conjunción de todas estas variables generaron una situación muy compleja”.
Este cóctel provoca que los empresarios tomen medidas para evitar tener que despedir personal. “Se trata de buscarle la vuelta. Estas son pymes y la antigüedad del personal es tan alta que terminan siendo parte de la familia. Los fabricantes tienen relación con la gente y no quieren perderla”, cuenta Maisonnave.
Ante este situación, una de las medidas es la suspensión de las horas extras y la reducción de turnos. “Las fábricas importantes trabajan durante las 24 horas lo que significan tres turnos. Ahora esos turno se bajaron a dos”, detalla el presidente de la Cámara Textil.
Otra de las medidas que toman los empresarios es no tomar empleados en el corto plazo. “Se deja la estructura como está y se trata de reducir los costos a la parte más ínfima porque la verdad es que la rentabilidad es muy baja y no hay forma de reinvertir y de nada. Sólo hay que aguantar”, explica Maisonnave. Y agrega sobre el último eslabón de la cadena que es la venta del producto al público: “No es fácil la situación. Sólo caminando por Juan B. Justo se ven lugares cerrados. La fábrica sigue produciendo porque lo necesita, pero la parte comercial lo siente mucho. Estamos todos agarrados de la mano”.
En medio de este difícil contexto, los textiles se preparan para recibir en los próximos meses las boletas de luz y gas con la suba de tarifas. “Esto nos pegará de lleno. Cuando se hizo el aumento que luego se retrotrajo, ningún integrante del sector textil puedo trasladar esos aumentos al precio de los productos terminados”, sostiene Maisonnave. Y, enseguida, explica: “Es que subiendo los precios tampoco se vende más. La realidad es que no hay consumo. Hoy te encontrás con la competencia del producto importado que ingresó en los últimos meses y también con la competencia ilegal interna de los talleres clandestinos que trabajan sin tener que pagar cargas impositivas ni sociales. Esta también es una competencia para los comerciantes que tienen las cosas en regla”.
Por esta situación, el presidente de la Cámara Textil afirma que “nada se puede trasladar al precio final del producto”. “Incluso intentamos subirnos a todas las promociones que salen de los bancos que en realidad no nos sirven mucho porque una parte importante del descuento la pone el comercio. Para cubrir los gastos generales se va a pérdida o se trata de salir empatado. Esa es la triste realidad”, explica.
El futuro
– ¿Qué esperan para los próximos meses?, le consultó LA CAPITAL a Maisonnave.
-Esperamos tener un panorama mucho más claro a nivel de Comercio Exterior. A partir del 1 de julio, las DJAI quedaron sin efecto y vamos a ver cómo funciona la administración de comercio a través de las licencias automáticas y no automáticas.
– ¿Tienen la expectativa que se frene el ingreso de productos del exterior?
– Así es. Esperamos que haya una mejor administración. Las licencias automáticas no son suficientes para controlar la importación. Tienen que implementarse medidas de control fitosanitarias, técnicas y antidumping para cuidar la industria y el empleo. Detrás de las fábricas o de los empresarios hay estructuras y empleo; y detrás del empleo hay familias.
– ¿Lo que ocurre es responsabilidad del gobierno anterior o del actual?
– Es un mix. La realidad es que las decisiones las tomó el gobierno actual. Lo de las DJAI eran de la gestión anterior, pero las decisiones las tomó el gobierno actual. Nosotros hemos tenido reiteradas reuniones con funcionarios nacionales que nos han comentado que fue un error por no tener la información disponible para tomar la decisión. Esto afectó de muy ingrata manera a la industria textil. Sabemos que hoy se está trabajando en solucionarlo, pero no hay plazos para que la situación mejore.
– ¿Cómo se puede solucionar esta situación que se generó?
– Tiene que haber una reactivación del mercado interno de alguna forma para salir de esta situación, pero hoy los puntos importantes a tocar son los costo laborales y la carga tributaria. La realidad es que la ropa está cara en Argentina. Las marcas que realmente pagan los impuestos como corresponden y tienen todo en regla, su ropa es cara.
Hay un montón de costos que generan que las prendas sean carísimas y en eso hay que trabajar.
– ¿Y en cuánto a las importaciones?
– En cuanto a las importaciones, tiene que haber una administración a conciencia. Hay que tratar de cuidar la industria, cuidar el empleo, generar más y mejor empleo y a la vez facilitar el tema de importación de insumos que realmente son necesarios porque no se fabrican en el país.
Nosotros no pedimos una economía cerrada, pero queremos que ingresen los productos que realmente son necesarios y no se produzcan en la Argentina.
Creemos que ese es el camino correcto para poder salir adelante, no sólo para nuestra industria sino para el país.
– ¿Es imposible competir con los productos importados?
– Hoy todos estos reclamos que se hacen son como consecuencia de que los costos que tenemos para competir a nivel mundial son muy altos. Uno de los puntos es el tema que no podemos competir con países que tiene mano de obra esclava y que no tienen régimen laborales. Esa es la realidad. Y más para nosotros que realizamos productos que tienen mucha mano de obra y valor agregado. Lo que pasa es que la incidencia del valor agregado en el precio- producto es muy alto. Entonces se genera que la incidencia de la mano de obra sea alta.
– ¿La Municipalidad puede hacer algo con toda esta situación que atraviesa la industria textil?
– La Municipalidad apoyó, pero en realidad esta situación es macro y por eso nos reunimos con funcionarios nacionales.
Obviamente siempre la Municipalidad prestó su apoyo tanto desde la Secretaría de Desarrollo Productivo como del propio intendente.
– ¿Cuánto tiempo más se puede absorber la baja rentabilidad?
– La realidad es que depende de cada fábrica, pero la realidad es que hoy la situación en algunos casos es insostenible. Hay fábricas que trabajan normalmente y tienen su clientela, pero hay otros que la están pasando realmente muy mal porque las compras para el invierno que vienen hay caído mucho. Hay marcas importantes que han decidido traer productos importados por una cuestión de costos y por esos bajaron los pedidos a muchas fábricas.